17 de noviembre de 2007

La Historia de los Ingas (quinta y última parte)

No vamos a seguir desarrollando estos temas ya tratados en "El Cordón Dorado" y por otros autores. El mismo Sarmiento de Gamboa, sin ir tan lejos se refiere a la Atlántida, citando mucho a Platón. Pero hay más autores clásicos en los que podría apoyarse, como Cicerón, Estrabón, Manetho, el sacerdote egipcio de Heliópolis, Proclus, y hasta en los árabes, Ibn Al Hokm, Masoudi, etcétera. Proclus, en el siglo V antes de nuestra era, afirma que Platón viajó a Egipto y en conversaciones en Sais con el gran sacerdote Pateneit y en Heliópolis, con el gran sacerdote Ochlapi y en Sabennytus con el hierofante Ethimon, obtuvo conocimientos sobre la Atlántida sumergida. Crantor, en el año 300 antes de nuestra era, escribe que existe en Egipto, en un lugar secreto, una columna donde se encuentran jeroglíficos que narran la historia de la Atlántida y que habrían sido explicados a algunos griegos. Tal vez a Platón. En subterráneos secretos se guardarían los archivos salvados del diluvio, las crónicas sacras y también las salvadas del incendio de la Biblioteca de Alejandría. Marcelino, historiador romano del siglo IV de nuestra era, nos asegura que existen esos refugios secretos, donde los misterios antiguos son preservados, pero nadie conoce su ubicación. Manetho se habría informado directamente allí. Solón cuenta que el sacerdote de Sais le dijo a su abuelo: "Vosotros, todos, tenéis el alma muy joven. No recordáis nada, porque no tenéis tradiciones consagradas por el tiempo. Y la razón es que todo fue destruido por una gran catástrofe. Numerosas han sido las destrucciones acaecidas y numerosas serán las que vendrán".

Beroso, también citado por Pedro Sarmiento de Gamboa, nos cuenta de la leyenda babilónica sobre Oanes y sus acompañantes, creaturas extrañas, surgidas de las aguas del Golfo Pérsico, con cabezas de pez y que son los que aportan la civilización a los gigantes. Vienen del fondo del mar. Beroso era un sacerdote caldeo del tiempo de Alejandro Magno. También el ancestro de los merovingios fue un extraños ser anfibio. Lo que son los antepasados de los inkas, de los olmekas, toltekas y mauas. Ellos les enseñan ese calendario de una perfección no igualada hoy ni por los robots electrónicos. Quetzalcóatl viene del mar y desaparece en el mar. También Huirakocha. Es superficialidad pretender explicar el Mito con el tema de las inmigraciones vikingas, con drakkares u otros asuntos por demás pedestres, o históricos. Así se está poniendo en acción el mismo mecanismo que lleva a los judíos del psicoanálisis a pretender explicar lo sublime reduciéndolo a lo más pequeño, a lo subhumano. Si el Mito y la Leyenda nos dicen que los inkas fueron divinos, Hijos del Sol, es que así lo son. Si nos afirman que no tienen origen en nada terrestre y que salen de una "ventana", de un monte cercano al Cusco, es que así fue. Allí se "plasmaron", se "materializaron" esos signos rúnicos, extracósmicos, como una proyección mágica librada luego al Destino, o al Azar. La Runa MAN:


Y así acontecerá otra vez, cuando la tierra vuelva a ser destruida muy pronto, al final del Kali-Yuga. Cuando un nuevo experimento del Demiurgo se repita en el Eterno Retorno, con la proyección de otro Manu. Y los divinos hiperbóreos deban entrar nuevamente a combatir, haciendo uso de las Runas.



Lo más posible es que el Mito también haya sido traspolado, relacionándose con un suceso primordial, utilizado por los inkas. Ellos se han incluido en la historia mítica de sus ancestros. La misma que ya contarían los atumarunas de Tiahuanacu, los nórdicos aquí llegados, los daneses-vikingos, los troyanos, los libios rubios y los más antiguos Siddhas Hiperbóreos, los verdaderos Dioses Blancos, del Sol Negro, del Antiguo Sol.



En 1952 se habrían hecho análisis sanguíneos a las cinco momias de inkas conservadas en el British Museum, extrayéndoles pequeñas superficies de piel. En tres de las momias no se encontraron rastros del grupo O, no teniendo nada que ver con los indígenas de América. Ni rastros tampoco del factor RH negativo. En una se encontró contenido de los componentes "D", "C" y "E", combinación muy rara entre los indios americanos. Otra momia real inka poseía la substancia "CE", "E" y "C", con ausencia de "D", espécimen de sangre completamente única, sin equivalente en nuestro planeta Tierra. Esta es una prueba definitiva de que los inkas no tenían nada que ver con la población indígena, de raza inferior de la América, con los esclavos de la Atlántida y muy posiblemente nada que ver con los seres humanos del Kali-Yuga. Los experimentos fueron llevados a cabo en Londres por B.E. Gilbey y M. Lubran y sus resultados dados a conocer en un informe al Royal Institute of Anthropology.

El autor en un bus urbano en los suburbios de Lima, Perú


"Dicen los naturales desta tierra, que en el principio, o antes quel mundo fuese criado, hubo uno que se llamaba Viracocha. El cual crió el mundo oscuro y sin sol ni luna ni estrellas; y por esta creación le llamaron Viracocha Pachayachachi, que quiere decir Criador de todas las cosas. Y después de criado el mundo formó un género de gigantes disformes en grandeza, pintados o esculpidos para ver si sería bueno hacer los hombres de aquel tamaño. Y como le pareciesen de mayor proporción que la suya, dijo: 'No es bien que las gentes sean tan crecidas, mejor será que sean de mi tamaño'. Y así crió a los hombres a su semejanza, como los que agora son. Y vivía en oscuridad.

"Como los hombres trasgredieron los preceptos de Viracocha, éste envió un diluvio por sesenta días y sesenta noches. El diluvio fue llamado uno pachacuti. Sólo dos hombres se salvaron sobre el cerro Guasano. Los demás se convirtieron en piedra, para memoria del hecho y ejemplo de los venideros, en los edificios de Pucara, a sesenta leguas del Cusco".


Todo esto lo relata Pedro Sarmiento de Gamboa. Dice también que Titicaca quiere decir "Monte de Plomo". En su cosmogonía hay un tal Ayar Cache, del linaje de los inkas, que, al igual que el Cuanyip de los selcnam del extremo sur, de Tierra del Fuego, con los disparos de su honda, esculpe los montes, las quebradas y traza el curso de los ríos.

En el Popol Vuh, los Creadores son varios y producen al hombre de la tierra. Se humedece y deshace. Entonces lo hacen de madera y le enseñan a hablar. Pueblan con él la tierra. Por faltarle alma será también destruido en un gran diluvio. Lo que sobrevive es el mono. Es decir, el hombre de Neanderthal. Nada más puede crear el Demiurgo. En otras tradiciones mesoamericanos, los primeros pobladores son gigantes semihumanos. Hay un gran parecido, ya destacado por De Mahieu, entre el Popol Vuh y las Edda. Del caos nacen los gigantes del hielo, como Ymir, que es hermafrodita, al igual que los gigantes del Ecuador. Ymir es aniquilado por un diluvio y con los trozos de su cuerpo muerto se construyen los nuevos pobladores de la tierra, del Nuevo Sol.

También la Voluspa, que nos relata el Ragna-Rök, el Crepúsculo y la muerte de los Dioses, es afín a las cosmogonía mesoamericana. En las Edda se nos dice que un día Loki, el regente de Hel, el infierno, saldrá de ahí para iniciar el ataque a Asgard, la ciudad de los divinos Asen (Ases). Es el momento actual del mundo. Con ayuda de los malignos seres que habían sobrevivido al diluvio y al hundimiento de la Atlántida -sin duda los judíos- que en conjunto conforman el cuerpo del Lobo Fenrir, la Serpiente del Mundo, que Thor y Odín han combatido, rodeará toda la tierra y lanzará el asalto final contra Asgard (Alemania, Berlín, en nuestros días). Así se produce el Ragna-Rök, el Crepúsculo de los Dioses. (El final de Hitler en Berlín fue anunciado con la música de "El Crepúsculo de los Dioses", de Wagner).

El Lobo Fenrir devora el sol y la luna (el antiguo sol y la antigua luna). Los hielos se apoderan del mundo. Es el fin de todo. Hasta que Baldur resucite, como el último Avatar, y con El vuelvan los Ases y la recreación de un nuevo mundo, de un Nuevo Sol. Es decir, otra posibilidad de encontrar la Salida, de derrotar el Universo del Demiurgo.

Esta misma concepción, de seguro tomada de la tradición nórdico-polar de las Edda, puede descubrirse en Centroamérica, con la creencia en los Cuatro Soles, tres de los cuales han sido destruidos ya, antes de llegar al nuestro. Completan las Cuatro Edades de Hesíodo y los Cuatro Yugas de los indoarios. Primero, el Sol de Tierra, o de Noche; Segundo, el Sol de Aire; Tercero, el Sol de la Lluvia de Fuego, y Cuatro, el Sol de Agua. Hay un Quinto Sol, que aún no aparece, el Sol de los Cuatro Movimientos, que será también destruido cuando se levanten desde el Occidente los Demonios del Crepúsculo, comandados por Tezcatlipoca, el maligno. Y el Espíritu Negro de la Tierra destruirá al astro entre sus fauces, lo quebrará como si fuera de vidrio. Los seres vivientes serán aniquilados en su totalidad. Un Sexto Sol aparecerá, pero fuera del Universo del Demiurgo, porque ya no habrá más humanos. Los seres serán los mismos astros. Es el advenimiento del Hombre-Total, del Ser Absoluto, el Hombre y la Mujer-Redondos, ELELLA Y ELLAEL. NOS.


Esta concepción de los soles es de una extraordinaria importancia, pudiendo un Sol comprender todo un Kalpa, una Noche y un Día de Brahma. La religión de los inkas era de una extrema pureza y simplicidad. Sencillamente adoraban al Sol Negro, espiritual, su Padre. Desconocemos la concepción del mundo de los atumarunas de Tiahuanacu, pero pienso que los inkas la habrán tomado de ellos. No es necesario entrar en mayores detalles sobre matices, las festividades y la cosmogonía. Al adorar al Sol y sentirse sus hijos, los inkas están expresando un recuerdo de otra vida fuera de este Universo en el que se hallan, obligados a sobrevivir y a comandar a los esclavos de la Atlántida, a los animales-hombres, a los robots del Demiurgo, luchando como vîras para producir la mutación. Los Inkas tratan de cumplir con ese recuerdo que aún circula por su sangre divina. Saben que el Sol Antiguo fue superior al de hoy. Sólo el Sexto Sol se encontrará más arriba de todos los otros, quizás más allá del Círculo de los Círculos. Y a él se alcanza en el camino retrógado, de Sol en Sol, hacia atrás, hacia la Patria Primigenia, de la Medianoche Polar, Aryanabaiji, Hiperbórea; luego, el Sol Negro, Sunya, el Vacío, que permitirá el paso, o salto, hacia el Rayo Verde, la morada de NOS.

He aquí las palabras de Pachakuti Inka Yupanki, tal vez el más grande de todos los inkas, dirigidas a Topa Inka, su hijo, al morir: "Cuando yo sea muerto, cuidarás de mi cuerpo, instalándolo en mis casas de Patallacta. Esculpirás mi estatua de oro en la Casa del Sol, y en todas las provincias a mí sujetas harás los sacrificios solemnes, y al final celebrarás la fiesta de Purucaya, para que yo pueda ir a descansar con mi Padre el Sol".

Luego, en voz baja, triste y melodiosa, comenzó a cantar:

"Nací como lirio en el jardín de mi Padre y así fui criado. Envejecí lentamente, en el camino del Sol. Y con él me fui secando, apagando, hasta morir...".

Recostó el Inka la cabeza sobre una almohada y expiró, a la edad de ciento veinticinco años.

1 comentario:

  1. Voy a leer todo tu blog, leí lo de febrero, pero me cago de sueño. Ya lo guardé. Interesante, pero qué cagada que haya tenido que ser un chileno el que haya escrito esa aluzinada historia de América del Sur. Hace un par de años yo también inicié una historiografía oscura que ha quedado desperdigada entre papeles sueltos en cajas y cajones en mi cuarto.
    Dejar que el cerebro como una araña vuelva al pasado y recorra las tierras. DEbo reconocer la influencia de Pauwels y Bergier en la empresa, pero qué más da.

    Saludos y hasta pronto

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