1 de noviembre de 2007

La Historia de los Ingas (primera parte)

A continuación transcribo lo que dice el místico chileno Miguel Serrano acerca de los Incas:














La "Historia de los Ingas" fue escrita por Pedro Sarmiento de Gamboa a pedido del Virrey del Perú, Francisco de Toledo. Se trataba con ella de justificar los derechos de la Corona de España sobre esas tierras, discutiendo los de los inkas. Nosotros preferimos escribir este nombre con K. Los españoles de entonces lo hacían con g, hoy con c. Sarmiento dice que inga quiere decir señor. No es seguro. Si realmente se escribe con g, el término podría venir de meru-weg, al igual que merovingio. Camino del monte Meru, en alemán. De Mahieu dice que en el antiguo germano la desinencia ing servía para designar a los miembros de un mismo linaje, como merovingio, carolingio y lotharingio. Así, los españoles tenían razón de escribir inga, en lugar de inca, como se hace hoy, por ser éstos los descendientes de Manko (Pedro Sarmiento escribe Manco) y sus hermanos, además de los más antiguos emperadores de Tiahuanacu.


Por otra parte, hemos visto el nombre Inka en la "Crónica de Oera Linda", como de un Rey Marino Frisón. Es posible que, al igual que los llamados Caminos del Inka, el nombre tampoco les perteneciera, habiéndoselo apropiado. Hay una fundamental diferencia en las fechas para los inkas de Pedro Sarmiento de Gamboa y de De Mahieu. Para el último, el Imperio de los Inkas se establece en el 1300 de nuestra era. Para Sarmiento en el siglo VI, con Manko Kapac, quien "muere en el año 665, a los ciento cuarenta y cuatro años de edad, siendo rey de España el godo Loyba y encontrándose Constantino IV en Roma".

Sarmiento ha hecho una investigación minuciosa, interrogando a todo indígena que recordaraz algo, para averiguar sobre la historia, la mitología y las fechas correspondientes a los doce inkas y sus linajes. ¿A qué puede deberse esta diferencia de ocho siglos? La dinastía comienza para Sarmiento "en el año 565, siendo rey de España el godo Loyba, hijo de Atanagildo y Papa, Juan Tres". "Termina el Imperio Inka en el año 1533, siendo rey de España Carlos V y Papa Paulo Tercio". "El Imperio duró 968 años". ¿Acaso Sarmiento está incluyendo en el inkanato a los atumarunas del Imperio del Tiahuanacu? Aún así las fechas no coinciden con las de De Mahieu, quien da para la creación de este Imperio el año 1050, o el 1100, durando sólo doscientos años, pues termina violentamente en el 1290. Diez años más tarde los inkas se establecen en el Cuzco, para recuperar lo perdido. ¿Son los inkas los descendientes de los atumarunas? En este caso las fechas de Sarmiento serían más correctas que las de todos los historiadores contemporáneos, aun cuando es bien posible que la mitología de los orígenes, que él y otros nos describen, se confunda en su aplicación y sentido. Una mitología, después de todo, deberá carecer de fechas históricas precisas, teniendo su centro en un tiempo ontológico más que terreno.




















Por causa de esto, no deberíamos afirmar de modo absoluto que las momias blancas encontradas sean de inkas, pudiendo bien serlo de los atumarunas, o sea, de los reconstructores de Tiahuanacu y fundadores de su Imperio tardío, anteriores a los inkas. De Mahieu nos dice que atumaruna o atumuruna es el nombre que los indígenas dieron a los blancos que vinieron a reconstruir Tiahuanacu, significando "cabeza de luna", "cara pálida", como el apelativo que los pieles rojas norteamericanos dieron también a los blancos. Hatun también significaría gigante, del escandinavo yötun. De nuevo encontramos por ahí metido el radical "maru", o "meru" y también "runa". No hay explicación en el quichua, pudiendo ser tomada por los indígenas de una palabra escandinava escuchada por ellos. Así como el Guatán de los chimúes y el Votán mesoamericano son el Wotan u Odín germánico.




















Los primeros pobladores de Tiahuanacu se establecen en la Isla del Sol del Titicaca. Su jefe supremo es Huirakocha.















Los españoles escriben Viracocha. Para su nombre, Sarmiento y el cronista Montesinos (apellido marrano) dan interpretaciones bastante antojadizas. Lo cierto es que en antiguo escandinavo huitr o hvitr significa blanco. De ahí Huitramannaland, tierra de blancos. Los indios del altiplano pronunciarán huir. Y De Mahieu nos dice que kocha derivaría de Goth, Dios en antiguo escandinavo (God, en inglés), transformándose el sonido de la th, que no existe en castellano, por un proceso que él nos explica, en la ch española. Es decir, en kocha. Así, el nombre Huirakoch signifacaría Dios Blanco, precisamente.

¿Fueron los inkas unos usurpadores e impostores? Según De Mahieu eran sobrevivientes de los vikingos de Tiahuanacu, que no escaparon con los jefes en dirección de la Polinesia o del Atlántico, sino se ocultaron en unos montes no muy distantes. Si se mantuvieron racialmente puros, nos es imposible conocerlo. Un signo indicativo es el matrimonio entre hermanos, como los faraones egipcios. Transformados en una isla en medio de un mar racial inferior, no podían hacer otra cosa. También preservaron únicamente para ellos el idioma secreto de sus antepasados, que sería una lengua indo-germánica. Además, hacen desaparecer la escritura lineal. Los kipo, o quipu, escritura con nudos, también se han conocido en Escandinavia, pero con otra aplicación. El sistema de castas rígidas que establecen, se compone de una masa de color muy abajo, de funcionarios mezclados, al medio y del linaje inkaico, con caracteres divinos y racialmente diferente, en la cúspide. Se establecen "leyes de limpieza", como las que ya hemos visto para los no judíos en España, pero más estrictas. El tan mentado "socialismo de los inkas" únicamente se aplicaba a las castas inferiores del pueblo, jamás a los reyes de sangre divina, a los hijos del sol. Aun los curacas, gobernadores, funcionarios elevados, o bien, los indígenas que se pusieron de parte de los primeros inkas, para conquistar la tierra y fundar el Imperio, siendo por ello ennoblecidos, estaban a distancias infranqueables de la divinidad de los inkas y nunca podrían mezclarse con ellos en matrimonio. Así, las castas del sistema inkaico eran claramente fundadas en la etnología. Por ello los inkas buscaban también los signos físicos de la realeza divina. Se ha dicho que los merovingios, la tribu germánica de origen divino de la cual procedían los reyes, era portadora de unos signos físicos corporales: una crin de jabalí en la columna y una cruz roja bajo el corazón. En ausencia de un signo físico de nacimiento, los inkas se investían perforándose las orejas, al mismo tiempo que se las estiraban. Fueron la casta de los Orejones. Y es curioso esto por su semejanza con la iconografía del budismo de la India y de China, donde los Lojan (santos) tienen grandes orejas, posiblemente también alargadas por un procedimiento semejante. A Buda se le representa, además, con una protuberancia en el cráneo, que aparte de simbolizar el chakra Sahasrara, pudo corresponder a una característica fisiológica típica.




















Las Ordenes Guerreras son casi calcadas en México y en el Perú de las nórdicas europeas y de las de la Edad Media. Para entrar a la Orden del Aguila y la Orden del Tigre, los jóvenes postulantes debían ayunar de cuarenta a sesenta días. Entre los mayas, los padres de los concursantes se abstenían de las relaciones sexuales por un determinado tiempo. En las fiestas sacras, como las del Intip Raymi, los inkas y su pueblo ayunaban y se abstenían del contacto sexual. Entre los inkas no hubo sacrificios sangrientos, como en México. Sí hubo, en cambio, sacrificios de niños, en homenaje a Inti, el Sol, como la momia encontrada en la cumbre del monte "El Plomo", en Chile. (Traducción del nombre indígena Paititi, Gran Paititi, la Ciudad Secreta encantada del Inka.)



















Sin embargo, esto no está aún esclarecido. En todo caso, parece corresponder al período último de la decadencia del Imperio. Las Vírgenes del Sol son verdaderas vestales, magas hiperbóreas de sangre real, que hacían votos perpetuos de castidad. Eran las Esposas del Sol Negro, espiritual, vivían en clausura en recintos especiales, uno de los cuales habría sido la ciudadela de Machupicchu, en la cumbre de una montaña, que los españoles desconocieron. Ellas mantenían el Fuego Sagrado, encendido en la festividad del Intip Raymi, al igual que las Madres frisonas. Además, tejían la ropa del Inka y preparaban el pan y la bebida sacra, que el Inka utilizaba en la Cena Mágica del Intip Raymi y el Uma Raymi, algo así como la Cena de los Cinco M., en la magia tántrica. Según Sarmiento de Gamboa, las Vírgenes del Sol podían salir de su total abstinencia, llegando a perder su virginidad, únicamente si el Inka las deseaba.

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